16 de Octubre de 2010.
En la actual lucha del gobierno federal contra el crimen organizado que las aduanas, como mencioné en mi anterior post, éstán muy involucradas; el gobierno ha hecho inversiones relevantes en sistemas de inspección no intrusiva como equipos de rayos gamma y rayos x, aunado a la amplia participación de algunas dependecias federales de seguridad como lo son la SEMAR, PGR y la SEDENA; y es en el trabajo en conjunto de estas entidades, que tienen como objetivo principal el escrutinar los despachos de mercancías de comercio exterior con la finalidad de detectar y asegurar mercancía ílicita, que el comercio exterior se ve severamente afectado.
Esto es una labor de relevancia cuando la realidad es que las Aduanas todavía son la puerta de entrada al país de mercancías ílicitas, y es en este lugar que las empresas mexicanas se ven en medio de este viacrucis: el estado mexicano y las organizaciones del crimen organizado. Estas empresas deben enfrentarse a turtuosos procedimientos de seguridad, sistemas y revisiones de sus operaciones de comercio exterior y una inexperta inteligencia aduanera -un ejemplo de esto: pobre de aquella empresa que importe mercancías de algunos países de centro y sudamerica-, tareas todas realizadas por las autoridades federales en su afan de detener la entrada y salida de mercancía ílicta del país.
La participación obligada de las dependencias de seguridad del gobierno federal en apoyo a las aduanas, deriva en un trabajo y esfuerzo en conjunto sin un marco normativo que defina responsabilidades y otorgue facultades adecuadas. El trabajo se hace descordinadamente, con una desconfianza amplia entre las dependencias, sistemas de inteligencia aislados, procedimientos distintos de escrutinio de operaciones, etc; todo esto termina afectando a los importadores y exportadores que tienen que someterse a todo esto acarreándoles tiempo pérdido, aumento de costos, ineficiencia en sus procesos productivos, etc.
Sería ideal que esta actividad fuera responsabilidad de una sola dependiencia y que las otras sólo la complementen sin menoscabar y entorpecer su labor principal. Claro,además, constituir una normatividad que otorgue estas facultades para que los particulares no se sigan sometiendo al "garrote" de la autoridad federal en esta lucha contra el tráfico de mercancía ílicita.
Veremos cuento tiempo tarda el estado mexicano en quitar este embudo que ha logrado entorpcer mucho el comercio exterior, porque cabe mencionar que la legislación aduanera mexicana de por si ya lo es.
Un poco más: ¿Por qué las aduanas mexicanas disponen en demasía de sistemas de inspección no intrusiva a diferencia de países desarrollados? Mi opinión a esta pregunta en mi siguiente post.
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